RESUMEN CAPÍTULOS III, IV Y V ÉTICA PARA AMADOR:
En capítulos anteriores, muchas de las cosas se hacen porque nos mandan o es costumbre hacerlas, ya sea por rutina o porque simplemente esto es lo que hemos venido haciendo o resultan un medio para conseguir lo que queremos, como tomar el autobús para ir al colegio. Todo esto tiene que ver con la libertad; la cual es poder decidir entre “si” o “no”, lo hago o no lo hago, esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por tanto no lo quiero; para no dejarse llevar basta con detenerse y pensar dos veces lo que se va a hacer, aunque te duela la cabeza… La primera vez nos preguntamos ¿por qué hago esto? Y la respuesta tradicional sería: lo hago por costumbre, porque me lo mandan o porque me da la gana, pero pensando una segunda vez, la cosa varía. Esto lo hago porque me mandan, pero… ¿por miedo acaso?, ¿espero recibir un premio por hacer esto? o simplemente ¿estoy esclavizado por quien me manda?, sí obedezco, es porque a lo mejor sabe más que yo. Lo mismo sucede con la costumbre, ya que hacemos las cosas pensando sólo una vez, lo que nos da a pensar que actuamos por costumbre. Muchas veces hacemos cosas que se vuelven contra nosotros y luego nos arrepentimos, pudiendo ser éstas por capricho, el cual puede ser conveniente o inconveniente, que puede resultar muy poco aconsejable, hasta peligroso, como el capricho de cruzar siempre los semáforos en rojo, lo cual resulta una o dos veces divertido, pero reflexionando ¿llegaría a viejo, si me empeño en hacerlo día tras día?
En definitiva, puede haber órdenes, costumbres y caprichos que sean motivos adecuados en nuestra vida cotidiana, pero en otros casos no tiene porque ser así. A veces resultará conveniente y hasta agradable seguir las órdenes y las costumbres, como también los caprichos, ya que sería idiota querer llevar la contraria. Naturalmente, debemos pensar las cosas dos veces y si nos apuran hasta tres o cuatro veces para aprender a elegir por nosotros mismos.
Lo elemental sería no preguntar a nadie lo debemos hacer con nuestra vida; deberíamos preguntarnos a nosotros mismos. Tampoco podemos perder la libertad poniéndola en un principio a servicio de los demás, por buenos, sabios y respetables que sean, se trata de vivir la vida y no dejar pasar el tiempo, sino vivirlo bien… Una cosa es hacer lo que quieres y otra bien distinta hacer lo primero que se te venga en gana. Lo aconsejable, al hacer lo que se quiere es pensar con detenimiento y a fondo lo que parece oportuno, ¿Qué es lo que quieres?, como le pasa a todo el mundo; como cuando se quiere tener una moto, pero no quieres romperte la cabeza por la carretera. La buena vida humana, es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena, ni humana, es por ello que nos preguntamos ¿por qué esta mal, lo qué esta mal? y ¿en qué consiste lo de tratar a las personas como a personas?
En capítulos anteriores, muchas de las cosas se hacen porque nos mandan o es costumbre hacerlas, ya sea por rutina o porque simplemente esto es lo que hemos venido haciendo o resultan un medio para conseguir lo que queremos, como tomar el autobús para ir al colegio. Todo esto tiene que ver con la libertad; la cual es poder decidir entre “si” o “no”, lo hago o no lo hago, esto me conviene y lo quiero, aquello no me conviene y por tanto no lo quiero; para no dejarse llevar basta con detenerse y pensar dos veces lo que se va a hacer, aunque te duela la cabeza… La primera vez nos preguntamos ¿por qué hago esto? Y la respuesta tradicional sería: lo hago por costumbre, porque me lo mandan o porque me da la gana, pero pensando una segunda vez, la cosa varía. Esto lo hago porque me mandan, pero… ¿por miedo acaso?, ¿espero recibir un premio por hacer esto? o simplemente ¿estoy esclavizado por quien me manda?, sí obedezco, es porque a lo mejor sabe más que yo. Lo mismo sucede con la costumbre, ya que hacemos las cosas pensando sólo una vez, lo que nos da a pensar que actuamos por costumbre. Muchas veces hacemos cosas que se vuelven contra nosotros y luego nos arrepentimos, pudiendo ser éstas por capricho, el cual puede ser conveniente o inconveniente, que puede resultar muy poco aconsejable, hasta peligroso, como el capricho de cruzar siempre los semáforos en rojo, lo cual resulta una o dos veces divertido, pero reflexionando ¿llegaría a viejo, si me empeño en hacerlo día tras día?
En definitiva, puede haber órdenes, costumbres y caprichos que sean motivos adecuados en nuestra vida cotidiana, pero en otros casos no tiene porque ser así. A veces resultará conveniente y hasta agradable seguir las órdenes y las costumbres, como también los caprichos, ya que sería idiota querer llevar la contraria. Naturalmente, debemos pensar las cosas dos veces y si nos apuran hasta tres o cuatro veces para aprender a elegir por nosotros mismos.
Lo elemental sería no preguntar a nadie lo debemos hacer con nuestra vida; deberíamos preguntarnos a nosotros mismos. Tampoco podemos perder la libertad poniéndola en un principio a servicio de los demás, por buenos, sabios y respetables que sean, se trata de vivir la vida y no dejar pasar el tiempo, sino vivirlo bien… Una cosa es hacer lo que quieres y otra bien distinta hacer lo primero que se te venga en gana. Lo aconsejable, al hacer lo que se quiere es pensar con detenimiento y a fondo lo que parece oportuno, ¿Qué es lo que quieres?, como le pasa a todo el mundo; como cuando se quiere tener una moto, pero no quieres romperte la cabeza por la carretera. La buena vida humana, es buena vida entre seres humanos o de lo contrario puede que sea vida, pero no será ni buena, ni humana, es por ello que nos preguntamos ¿por qué esta mal, lo qué esta mal? y ¿en qué consiste lo de tratar a las personas como a personas?
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